La importancia de la Cultura y el Teatro
Hoy he quedado con unos amigos para ir al Teatro. Vamos a ver “Tío Vania”. Un drama del escritor ruso Anton Chekhov publicada en 1899.
No conozco esta obra. Me suena el título, pero nunca la he visto interpretada ni sé de qué va. Sí conozco a Chekhov, somos viejos amigos. Antón Pávlovich Chekhov es un escritor ruso, encuadrado en las corrientes literarias del realismo y el naturalismo. A mí el realismo no me gusta especialmente… pero Chekhov es un gran maestro del relato corto y me apetece ver esta obra.
Al pensar en Chékhov me viene a la mente un recurso literario que genera spoilers cada vez que lo veo en una pantalla… “el arma de Chekhov”. El arma de Chékhov es un principio dramático que postula que cada elemento en una narración debe ser necesario e irremplazable, o de lo contrario debe ser eliminado.”Elimina todo lo que no tenga relevancia en la historia” indica Chekhov. Cuando en una película enfocan un rifle colgado en una pared, puedes apostar a que ese rifle formarà parte de la trama en un momento u otro. Este es el principo de Chekhov o el “arma de Chekhov”… un chivato creador de spoilers!
Me da miedo ir al teatro, no por el COVID si no por la obra en sí. Aunque sea de Chekhov, las obras que eligen mis amigos suelen ser un poco rollo… les van los clásicos y el “arte y ensayo”. A mí me gusta más ir al teatro a pasármelo bien. Lo mismo que cuando voy al cine o leo un libro… en mi tiempo de ocio, me va la evasión más que la reflexión. No me avergüenza confesarlo. De todas maneras, tengo muchas ganas as de ir al teatro porqué hace tiempo que no vamos. Desde el fatídico 15 de marzo 2020 en el que empezó el confinamiento sólo hemos ido una vez. Ya toca volver.
Pienso en cómo los servicios culturales y creativos son fundamentales en nuestra sociedad. Me viene a la mente un texto de la Comisión de la Unión Europea, el Libro Verde que utilizo en clase, en el que se invita a las regiones europeas a “Liberar el potencial de las industrias culturales y creativas” de sus territorios. El texto reflexiona sobre como la Cultura es el corazón de nuestro tejido social, cómo da forma a nuestras identidades, aspiraciones y relaciones con los demás y con el mundo. La Cultura también da forma a los lugares y los paisajes en los que vivimos, los estilos de vida que desarrollamos. El patrimonio, las artes visuales y escénicas, el cine, la música, la edición y el diseño de moda se manifiestan con fuerza en la vida cotidiana y contribuyen al desarrollo social y económico de la UE.
Voy más contenta al Teatro pensando en que participo en la recuperación del sector.
Entramos y empieza la función!
…Es pesado estar toda la obra con la mascarilla puesta. Pero es mejor que no me la quite en cuanto apaguen las luces (en el cine a veces lo hago con la excusa de comer palomitas), en este teatro no se cumplen las distancias de seguridad. Estamos todos apelotonados en una platea en la que las filas están demasiado juntas y los respaldos de los asientos se clavan en la espalda. La vez anterior era en una sala de Barcelona que sí cumplía todas las normas… con la doble vacuna y a esta altura del año, estamos más relajados y además estoy en una ciudad que a veces parece un pueblo.
Me viene a la mente el artículo de La Vanguardia en el que proponían «ir al Teatro para combatir el COVID». El autor afirmaba que el teatro puede convertirse en una vía de escape y mejorar el estado de ánimo de las personas. “Ver una obra de teatro nos hace pensar y reflexionar, o simplemente desconectar de la realidad y disfrutar de una buena historia. Al terminar, estaremos más dispuestos a hablar o comentar el espectáculo que hemos visto.”
¡Quizás La Vanguardia tenga razón… pero vaya rollo de obra, es deprimente! La reseña que he leído antes de que cerraran las luces ya pintaba mal, el autor de la misma indicaba que esta obra es un drama que refleja “el apocalipsis interior de un puñado de destinos humanos: el tedio, la vida malgastada, el amor no correspondido, el trabajo inacabado…” Vaya…
Me estoy durmiendo… pero no como me duerno en la Opera… En la Opera la música es tan bonita que no puedo hacer más que cerrar los ojos y dejarme transportar a los mundos y realidades que ésta evoca. Inevitablemente, y a pesar de cantar en coros gran parte de mi vida y por lo tanto adorar la música, caigo rendida y duermo. Es lo que tiene ir a la ópera un viernes por la noche. Lo acepto con resignación. Pero no, aquí hoy en el teatro mi mente insiste en desconectarse y vagar por la sala.
Los modelos de negocio culturales
Fijo la mirada en el escenario y pienso en los actores y cómo habrán sufrido durante el COVID. ¿Que deben haber hecho durante el confinamiento? ¿Cuánto tiempo han estado sin trabajo? ¿Hay ayudas específicas para artistas? ¿Cómo deben sentirse al volver a estar en un escenario y ver al público? Recuerdo algunas de las entrevistas que he realizado mientras recabo datos para mis artículos académicos. No, los artistas (actores, fotógrafos, pintores, escultores, músicos…) no han podido adaptar sus modelos de negocio. La mayoría han tenido que buscar otras fuentes de ingresos o vivir de sus ahorros. Muchos llevan más de un año sin trabajar. También los servicios culturales como teatros, salas de conciertos y festivales se han visto obligados a cerrar sus instalaciones durante meses y siguen agonizando económicamente para sobrevivir. El sector Cultural ha sufrido tanto como el Turístico, pero parece no recibir la misma atención mediática… y la importancia del teatro en la Cultura es innegable.
El artículo de La Vanguardia indicaba que el 97% de los actores y bailarines se quedaron sin ingresos para subsistir a raíz de la pandemia, y que cerca del 70% se quedaron sin empleo. Vuelvo a mirar los actores. Veo a las personas, no a los personajes de Chekhov. Pienso en la investigación que estoy llevando a cabo para entender mejor la adaptación de los modelos de negocio culturales. En mi mente dibujo el business model canvas de la compañía que está interpretando a “Tío Vania”: propuesta de valor, público objetivo, canales de comercialización, partners, fuentes de ingresos, gastos… Me gustaría preguntarles cómo están. Si han podido hacer algo. Si innovaron de alguna manera para poder seguir llegando a su público… Ahora que me fijo más en ellos, los veo felices metidos en su papel, aunque interpreten un drama.
La supervivencia de la Cultura
Mantener a las empresas culturales en buen estado de salud y adaptadas al nuevo entorno post-COVID es fundamental. Aumentar su resiliencia ante nuevas hostilidades ambientales es también de vital importancia, no solo para su supervivencia a largo plazo, sino para la de toda la sociedad en general. No es una frase vacía, es una realidad en la que creo firmemente por eso le he dedicado ya un año y medio de investigación, … y sigo haciéndolo. Aquí encontrarás mi último artículo al respecto.
Mecachis, creo que me he quedado dormida. La gente está aplaudiendo y se levanta. Hora de salir e ir a cenar.
¡Hasta la próxima!
Me gusto esta publicación. Muchos por eso prefieren el cine, pero el teatro tambien tiene su importancia en aportar a la cultura de nuestra sociedad moderna
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