Julieta murió el pasado viernes. De un accidente de coche en Llardecans (comarca del Segrià, Lleida). 59 años.
Su muerte deja un gran vacío en el mundo cultural, y también en mi corazón.
Conocí a Julieta cuando hace dos años me invitó a impartir una conferencia en el marco de la Fira de Teatre de Titelles de Lleida (de la que ella era la directora). En ese momento ya me impresionó su vitalidad y su forma de trabajar, entusiasta y completamente volcada a los demás. Una mujer extraordinaria, fuera de lo común. Con una personalidad y una forma de ser, que deja huella en el corazón de cualquiera que se cruce con ella. Yo no fui una excepción. Seguimos viéndonos los meses que siguieron a nuestro encuentro, y siempre que he estado por Lleida me he dejado caer por el Centre de Titelles, para saludar.
Ella, su marido y su equipo del Centre han estado realizando una labor ingente en pos de la difusión de este arte y de su profesionalización. Cada rincón del antiguo Convento de Santa Teresa (emplazamiento actual del Centre de Titelles) lleva su huella. Cada pequeño proyecto de los muchos que allí se realizan, es una parte de ella. Continuar su legado será duro.
Mi más profundo pésame a su marido y su familia.
Un fuerte abrazo.
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