Creo que Anatema es uno de los mejores libros de Ciencia Ficción que he leído este 2009. Pero me veo obligada avisar de antemano que no es de lectura fácil y que es necesario realizar un acto de fe durante las 150 primeras páginas del libro. Dicho esto, es el típico buen libro de Neal Stephenson: gran prosa, buen sentido del humor, ambientación impecable y personajes bien creados y con profundidad. Toda una gozada. Si además te gustan la Filosofía, la Música, las Matemáticas y la Ciencia en general, entonces no pararías de leer.
Escribir esta reseña no va a ser tarea fácil (de ahí que haya demorado esta tarea unas cuantas semanas), hay mucho por explicar y mucho a tener en cuenta.
Por lo que al argumento respecta, Stephenson nos va desvelando poco a poco la historia de un planeta llamado Arbre, parecido a la Tierra pero no igual, con una historia de colapsos y renacimientos sociales y culturales que lo ha llevado hasta el momento en el que se sitúa la acción de este libro. La trama propiamente dicha empieza con el descubrimiento en el cielo de Arbre de una nave alienígena que orbita el planeta desde hace dos años. Nuestro protagonista y sus compañeros avotos (según vocabulario de Arbre, personas que han jurado seguir la Disciplina Cartasiana y que viven en una especie de monasterios llamados concentos) deberán establecer contacto con la nave e intentar comprender a estos extraños seres que proceden de otro lugar y que no comparten ni química ni cultura con la gente de Arbre.
Sin previo aviso, Stephenson nos mete de lleno en la cultura de Arbre, utilizando vocabulario y conceptos propios de Arbre, que para los pobres mortales de la Tierra son realmente difíciles de entender (estas son las 150 páginas que hace falta superar para poder disfrutar plenamente del libro)… al final, se agradece la inmersión total y ves que le da al libro una dimensión rica y exquisita que de otra forma no se conseguiría, pero al principio… ufff, tienes que repetirte a modo de mantra «esto es un libro de Stephenson, debo tener fe» unas cuantas veces, para poder seguir adelante y no tirar la toalla cuando llegas párrafos enteros que no entiendes… para ilustrarlo, aquí va un ejemplo:
«Tres fras y dos sures cantaron un motete en cinco partes mientras otros doce revoloteaban frente a ellos. En realidad, no estaban revoloteando, aunque desde donde estábamos daba esa impresión. Cada uno de ellos representaba el índice superior o inferior de una ecuación teorética sobre ciertos tensores y una métrica. Al desplazarse de un lado a otro, cruzándose e intercambiando posiciones mientras se movían frente a la mesa principal, estaban representando un cálculo sobre la curvatura de una variedad tetradimensional, con varios pasos de simetrización, antisimetrización y elevación y descenso de índices. Si alguien que no supiese nada de teorética lo hubiese visto desde arriba, se habría llevado la impresión de que era un baile campestre. La música era encantadora a pesar de que cada pocos segundos el gimoteo de los cismexes la interrumpía.»
… este párrafo corresponde a la página 120 del libro. Prometo a posibles lectores que hacia el final del libro, párrafos como este, son totalmente claros e inteligibles… al menos por lo que al vocabulario respecta. Poco a poco vas descubriendo que un «cismex» es algo parecido a un teléfono móvil avanzado, que un «dispositivo sintáctico que emplea teorética cuántica» es algo parecido a un ordenador cuántico y que cuando hacen referencia a una cámara de Faraday lo hacen llamandola un «Cesto de Sante Bucker«… acaba siendo hasta divertido apreciar los cambios de vocabulario.
He seleccionado este párrafo en concreto por un motivo más: por el «…cantaron un motete«. Y yo que pensaba que probablemente sólo los 16 frikis que nos reunimos cada miércoles para rendir homenaje al padre escolapio que nos introdujo a la música hace 30 años y al que respetamos cantando motetes en su honor, sabíamos lo que es un motete!!! Y resulta que Stephenson lo sabe, y lo que es más importante en este caso, el traductor del libro también lo sabe!!! De hecho, el gran homenajeado al comentar Anatema debería ser el traductor, por eso le voy a dedicar el próximo párrafo de esta reseña.
Pedro Jorge Romero: se trata de un gallego de adopción que creo que tiene mi edad (…de 1967 vamos) y que admiro por su trabajo, desde hace muchos años. Creo que lo descubrí hacia 1995 en Internet en los news groups dedicados a la Ciencia Ficción. Ya en 2003, 2004 y 2005 mientras estuve en Noticias.com sindicaba por RSS el contenido de su blog para incorporarlo a los artículos publicados en este diario online, por su originalidad y porque me encantaban. Pedro Jorge fue además editor de BEM un fanzine de Ciencia Ficción que hizo furor en los años 90, y el alma máter del Archivo de Nessus (una página web ya extinta, dedicada a la Ciencia Ficción). Junto con Rafael Marín (otro autor y traductor que me tiene el corazón robado) son quienes traducen una gran parte de los libros de Ediciones B de la colección Nova, la dedicada a la Ciencia Ficción y que dirige Miquel Barceló. Sé que parte del mérito de que me encanten los libros de Neal Stephenson es gracias al trabajo de Pedro Jorge Romero. Así que le estoy muy agradecida. En el caso de Anatema, el trabajo realizado por Pedro Jorge tiene que haber sido dificilísimo y merece mis más sinceros elogios y felicitaciones.
Volviendo a Anatema, además del tema de los «motetes» también me ha entusiasmado el trato científico que da a la música y concretamente al poder de los armónicos que producen los bajos, que se acoplan tanto al lugar en el que se cantan como físicamente en la cabeza de quienes cantan, llegando a modificar (según el protagonista de ésta historia…) el funcionamiento de la mente. Seguro que los monjes budistas del Tíbet están de acuerdo con él.
En definitiva, es un libro que me ha encantado, que es largo de leer por sus más de 700 páginas, pero que pasadas las primeras 100 páginas se hace llevadero, aunque acabas con dolor en las muñecas si pretendes leer varias horas seguidas. El libro hace soñar y hace pensar, sobre todo, a medida que vas descubriendo por qué motivo la nave alienígena está en órbita de Arbre.
El libro es 100% recomendable si eres un lector avanzado en Ciencia Ficción, para alguien que empieza no lo recomendaría ya que es demasiado «hard» para iniciarse tanto en la CF como en el mundo de Stephenson. En cambio, sí recomendaría empezar a leer Stephenson con el Ciclo Barroco, con el Criptonomicón o mejor aún, con Snow Crash que es mucho más sencillo, si se desea entrar en él suavemente.
Nos hablamos.